Fue uno de los genios de la música del siglo XX y lo demostró a lo largo de las cinco décadas que estuvo en activo. Miles Davis había nacido el 26 de mayo de 1926, pertenecía a la clase media negra de Alton, Illinois, hasta que su padre, cirujano dental, y su madre, profesora de música, se trasladaron a Saint Louis.
La música ya estaba en casa cuando nació y lo natural era que aquel niño se interesara por ella. Fue a los 12 años cuando comenzó a tomar lecciones del instrumento que quizá nadie haya tocado como él: la trompeta. Un año después tuvo la suya propia.
A los quince años ya la tocaba profesionalmente y, después de una apasionante etapa, en la que entró en contacto con el be-bop, en 1944 se trasladó a Nueva York para perfeccionar su formación en la que más adelante sería la Juilliard School of Music.
Formó parte del grupo de Charlie Parker y, con sólo 21 años, grabó su primer disco como líder, con el propio Parker, John Lewis y Max Roach a sus órdenes.
Era sólo el principio, dos años después, con 23, graba con su noneto el que sería un álbum clave en la historia del jazz “El nacimiento del cool”. Miles Davis se hace imprescindible en las grabaciones y directos de los grandes y viceversa.
En 1957 Jeanne Maureau le convence para grabar la banda sonora de la película de Louis Malle “Ascensor para el cadalso” y lo hace en una sola noche, improvisando frente a la pantalla. Otro álbum para la historia.
Sin embargo, su álbum definitivo “Kind of blue” tardaría dos años en llegar. Un álbum en el que reúne a algunos de los mejores músicos del momento, todos ellos en estado de gracia.
Pero esa es sólo una parte de la historia de Miles Davis que, en un momento dado, decide dar un giro a su carrera explorando otros territorios musicales. Primero la música clásica y, después, el rock.
Medio siglo da para mucho y la vida personal de Miles Davis más que su carrera sufre altibajos, especialmente a causa de las drogas. En julio del 91, dos meses antes de su muerte el 28 de septiembre, el genial trompetista puso el broche de oro a su carrera con un concierto en el festival de Montreux en el que interpretó, bajo la dirección de Quinci Jones, los arreglos que había escrito para el en los 50 Gil Evans. Dos años después, la grabación de ese concierto mereció el séptimo grammy para Davis en la categoría de grandes formaciones.
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Caapoo!
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